El odio y el amor en el cerebro.
“Se
ha dicho que del amor al odio hay sólo un paso, por lo que no es extraño que
algunas de las estructuras cerebrales que se activan para el odio lo hacen
también cuando las personas se enamoran románticamente. (…)
“(…)
se ha observado que la corteza prefrontal asociada al juicio y razonamiento que
se desactiva en el amor, no lo hace tanto cuando lo que sienten las personas es
odio. Como si el odio requiriera conservar la capacidad de razonar para
calcular mejor cómo proceder contra el odiado, o para mantener los pensamientos
que lo alimentan y lo incrementan. Zeki dice que mientras en el amor
romántico el enamorado suele ser menos crítico y juzga menos al amado, es más
probable que en el contexto del odio el odiador ejercite juicios y cálculos
para herir, injuriar o vengarse. La actividad de alguna de dichas
estructuras cerebrales responde a las caras odiadas con una fuerza proporcional
a la intensidad del odio manifestado, lo que permite que el estado subjetivo,
es decir, el sentimiento de odio propiamente dicho, sea objetivamente
cuantificado.” (1)
“El
avance en las técnicas para el estudio del funcionamiento cerebral está
proporcionando un fecundo caldo de cultivo que invita a querer interpretar no
solo cómo funciona el cerebro, sino también la mente, la conducta y hasta los
valores. Dónde reside la maldad, la bondad, el amor, el odio… Y la
responsabilidad. (…)
En
los tribunales, se está prodigando la defensa de un acto delictivo basada en
alteraciones cerebrales —la mayoría inespecíficas— amparándose en la ciencia,
viniendo casi a decir que no fue la persona la que cometió el acto, sino su
cerebro dañado. (…) Lo que no se debe
olvidar es que lo que se estudia en neurociencia es el cerebro y sus reacciones
ante diferentes estímulos, pero la mente es mucho más que eso. Procesos
mentales complejos como la toma de decisiones difícilmente podrán ser
localizados entre las redes del cerebro.” (2)
(1)
Ignacio Morgado Bernal. El odio y el amor en el cerebro.
(2)
Lola Morón. Échele la culpa al cerebro. Sobrevalorar la capacidad de la
neurociencia para explicar los actos humanos supone despojar al individuo de su
complejidad. El País.
Lanzar
los dados.
Si
vas a intentarlo, ve hasta el final.
De
otra forma ni siquiera comiences.
Si
vas a intentarlo, ve hasta el final.
Esto puede significar perder novias,
esposas,
parientes,
trabajos
y,
quizá
tu cordura.
Ve
hasta el final.
Esto
puede significar no comer por 3 o 4 días.
Esto
puede significar congelarse en la banca de un parque.
Esto
puede significar la cárcel.
Esto
puede significar burlas, escarnios, soledad...
La
soledad es un regalo.
Los
demás son una prueba de tu insistencia, o
de
cuánto quieres realmente hacerlo.
Y
lo harás,
a
pesar del rechazo y de las desventajas,
y
será mejor que cualquier cosa que hayas imaginado.
Si
vas a intentarlo, ve hasta el final.
No
hay otro sentimiento como ese.
Estarás
a solas con los dioses
y
las noches se encenderán con fuego.
Hazlo,
hazlo, hazlo.
Hazlo.
Hasta
el final,
hasta
el final.
Llevarás
la vida directo a la perfecta carcajada.
Es
la única buena lucha que hay.
(Charles
Bukowski)
Sentimientos
biunívocos (sic)
Amor,
sustancia que conforme se extingue
se
trasforma en ese demonio llamado odio.
Odio,
cruel por naturaleza, que no perdona ofensas,
teme,
teme su silencio, que seguro cavila el daño.
Tarde
es para implorar clemencia.
¿Para
que huir?, si el infierno espera.
Nació en 1942 en Detroit, Michigan,
musico, compositor y poeta, objeto de culto; del álbum “Cold Fact”
(1970), “Crucify Your Mind”: Sixto Rodríguez.