El aparecido.
Como un Ángel de salvaje mirada,
regresare a tu alcoba
y hasta a ti llegare sin hacer ruido,
con las nocturnas sombras.
Entonces te daré, morena mía,
besos fríos de luna
y abrazos de serpiente
que reapta por las tumbas.
Encontraras mi lado ya vació,
cuando llega la lívida mañana,
y ha de seguir hasta la noche frió.
Sobre tu joven vida y tu candor
otros querrán reinar por la ternura,
¡mas yo querré reinar por el terror¡
(Charles Baudelaire)