Padre e hija.
“En
el año 1912, Carl Gustav Jung, un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista
suizo, acuñó el término Complejo de Electra en contraposición al de Edipo
relatado por Freud. Este fundador de la psicología analítica explicó que dicho
complejo consiste en una atracción afectiva de la niña hacia la figura del
padre algo que, según él, es muy común a todas las niñas en algún momento de la
infancia.” (…)
¿Determina
de alguna manera a la mujer que será la niña de hoy cómo trate el padre a la
madre? El psicólogo no lo cree al 100%: “La determinación deja sin libertad al
ser humano, los deterministas a veces son historicistas o genetistas o
biologicistas…no, determinar, no. Yo creo en la libertad al estilo que
explicaba el gran Viktor Frankl. Circunstancias que influyen para que tomemos
nuestras decisiones, facilitadas o no por esas circunstancias. Desde luego que
una niña absorbe la relación de sus padres y va a estar influida por el estilo
de comunicación, relación y gestión de conflictos de su padre. Y que no aprende
las mismas cosas una niña cuyo padre ama en la palabra y los hechos a su
pareja, su madre, que uno que no lo hace. Porque dice "te quiero"
mientras ignora, o dice “eres lo más importante”, mientras los hechos
demuestran que lo importante es su trabajo por ejemplo. Y no es igual la
agresividad, el insulto, el desprecio, que la comprensión, la empatía y la
asertividad”.(1)
“No
resulta difícil adivinar que, cuando la relación con el padre ha sido mala, se
buscan modelos contrarios. No olvidemos, sin embargo, que “una elección hacia
lo contrario sigue siendo una elección basada en papá”, como afirma Jennifer
Kromberg, (…): en un sentido u otro, la figura del padre es siempre influyente
en las relaciones de sus hijas. Es posible que la niña interprete ciertas
actitudes negativas como normales.
“En
estos casos también hay riesgos. Cuando se huye de un padre verdaderamente malo
no es extraño caer en extremos igualmente negativos. Un padre ausente nos puede
conducir a un novio excesivamente posesivo y controlador, o un padre impositivo
puede derivar en un novio demasiado complaciente y carente de iniciativa. Pero
no es ésta la única reacción ante una conducta paterna negativa. Silvia Álava
sugiere que también es posible que la niña asuma ciertas actitudes
perjudiciales como normales, y que su pareja tenga problemas similares a los
que padecía su padre.” (2)
(1)
Gema Lendoiro. ¿Qué rol juega el padre en el vínculo afectivo futuro de su
hija? Su figura es muy importante para los niños y tiene un componente especial
en las niñas. El País.
(2)
Marta Jiménez Serrano ¿Tu pareja es igual que tu padre? Cómo el progenitor
forma el carácter de la hija. ACV.
A mis hijas.
Mi tristeza es un
mar; tiene su bruma
que envuelve densa mis amargos días;
sus olas son de lágrimas; mi pluma
está empapada en ellas, hijas mías.
Vosotras sois las inocentes flores
nacidas de ese mar en la ribera;
la sorda tempestad de mis dolores
sirve de arrullo a vuestra edad primera.
Nací para luchar; sereno y fuerte
cobro vigor en el combate rudo;
cuando pague mi audacia con la muerte,
caeré cual gladiador sobre mi escudo.
Llévenme así a vosotras; de los hombres
ni desdeño el poder ni el odio temo;
pongo todo mi honor en vuestros nombres
y toda el alma en vuestro amor supremo.
Para salir al mundo vais de prisa.
¡Ojalá que esa vez nunca llegara!
Pues hay que ahogar el llanto con la risa,
para mirar al mundo cara a cara.
No me imitéis a mí: yo me consuelo
con abrir más los bordes de mi herida;
imitad en lo noble a vuestro abuelo:
¡Sol de virtud que iluminó mi vida!
Orad y perdonad; siempre es inmensa
después de la oración la interna calma,
y el ser que sabe perdonar la ofensa
sabe llevar a Dios. dentro del alma.
Sea vuestro pecho de bondades nido,
no ambicionéis lo que ninguno alcanza,
coronad el perdón con el olvido
y la austera virtud con la esperanza.
Sin dar culto a los frívolos placeres
que la pureza vuestra frente ciña,
buscad alma de niña en las mujeres
y buscad alma de ángel en la niña.
Nadie nace a la infamia condenado,
nadie hereda la culpa de un delito,
nunca para ser siervas del pecado
os disculpéis clamando: estaba escrito.
¡Existir es luchar! No es infelice
quien luchando, de espinas se corona;
abajo, todo esfuerzo se maldice,
arriba, toda culpa se perdona.
Se apaga la ilusión cual lumbre fatua
y la hermosura es flor que se marchita;
la mujer sin piedad es una estatua
dañosa al mundo y del hogar proscrita.
No fijéis en el mal vuestras pupilas
que víbora es el mal que todo enferma,
y haced el bien para dormir tranquilas
cuando yo triste en el sepulcro duerma.
Nunca me han importado en este suelo
renombre, aplausos, oropeles, gloria:
procurar vuestro bien, tal es mi anhelo;
amaros y sufrir tal es mi historia.
Cuando el sol de mi vida tenga ocaso
recordad mis consejos con ternura,
y en cada pensamiento, en cada paso,
buscad a Dios tras de la inmensa altura.
Yo anhelo que, al morir, por premio santo,
tengan de vuestro amor en los excesos:
las flores de mi tumba vuestro llanto,
las piedras de mi tumba vuestros besos.
que envuelve densa mis amargos días;
sus olas son de lágrimas; mi pluma
está empapada en ellas, hijas mías.
Vosotras sois las inocentes flores
nacidas de ese mar en la ribera;
la sorda tempestad de mis dolores
sirve de arrullo a vuestra edad primera.
Nací para luchar; sereno y fuerte
cobro vigor en el combate rudo;
cuando pague mi audacia con la muerte,
caeré cual gladiador sobre mi escudo.
Llévenme así a vosotras; de los hombres
ni desdeño el poder ni el odio temo;
pongo todo mi honor en vuestros nombres
y toda el alma en vuestro amor supremo.
Para salir al mundo vais de prisa.
¡Ojalá que esa vez nunca llegara!
Pues hay que ahogar el llanto con la risa,
para mirar al mundo cara a cara.
No me imitéis a mí: yo me consuelo
con abrir más los bordes de mi herida;
imitad en lo noble a vuestro abuelo:
¡Sol de virtud que iluminó mi vida!
Orad y perdonad; siempre es inmensa
después de la oración la interna calma,
y el ser que sabe perdonar la ofensa
sabe llevar a Dios. dentro del alma.
Sea vuestro pecho de bondades nido,
no ambicionéis lo que ninguno alcanza,
coronad el perdón con el olvido
y la austera virtud con la esperanza.
Sin dar culto a los frívolos placeres
que la pureza vuestra frente ciña,
buscad alma de niña en las mujeres
y buscad alma de ángel en la niña.
Nadie nace a la infamia condenado,
nadie hereda la culpa de un delito,
nunca para ser siervas del pecado
os disculpéis clamando: estaba escrito.
¡Existir es luchar! No es infelice
quien luchando, de espinas se corona;
abajo, todo esfuerzo se maldice,
arriba, toda culpa se perdona.
Se apaga la ilusión cual lumbre fatua
y la hermosura es flor que se marchita;
la mujer sin piedad es una estatua
dañosa al mundo y del hogar proscrita.
No fijéis en el mal vuestras pupilas
que víbora es el mal que todo enferma,
y haced el bien para dormir tranquilas
cuando yo triste en el sepulcro duerma.
Nunca me han importado en este suelo
renombre, aplausos, oropeles, gloria:
procurar vuestro bien, tal es mi anhelo;
amaros y sufrir tal es mi historia.
Cuando el sol de mi vida tenga ocaso
recordad mis consejos con ternura,
y en cada pensamiento, en cada paso,
buscad a Dios tras de la inmensa altura.
Yo anhelo que, al morir, por premio santo,
tengan de vuestro amor en los excesos:
las flores de mi tumba vuestro llanto,
las piedras de mi tumba vuestros besos.
(Juan de Dios Peza)
El día
que naciste mi niña, comenzó mi verdadera existencia,
y en
mi andar a tu lado conocí la incondicionalidad del amor.
"Never Say
Goodbye"; Soundtrack 'Fathers and Daughters'