La piel.
(Felipe Garrido)
Volver todo a su sitio fue relativamente fácil. Los tendones y los huesos conservaban cierta memoria de su lugar relativo y alguna vocación de orden. Las entrañas, por alteradas que hubiesen estado, hallaron sin esfuerzo un equilibrio aceptable. De acuerdo con su antigua costumbre, la sangre encontró a ciegas caminos conocidos, ritmos habituales, quietudes añejas, sobresaltos cotidianos.
Pero la piel. Tú lo sabes. La piel esa de zafiros, de lirios, de luces que me pusiste, ésa no me la pude quitar.
Ausencia.
Para olvidarte,
a veces me pierdo
en tu ausencia.
El amor es solo un viaje en el camino de los sueños; su sola adicción provoca el temor a la soledad y al desencanto. Del álbum Heartbreak Station; ella se fue para siempre, ahora ningún sueño nos ata; rock atemporal, “Heartbreak Station”; Cinderella. (1990)