Con los oídos abiertos.
15 aproximaciones al silencio.
Eusebio Ruvalcaba.
“1) Mozart afirmó: “El silencio entre las notas es tan importante como las notas mismas”. Y nosotros podríamos añadir que, así como entre las notas, el silencio entre las palabras es igual de importante. Alrededor de cada palabra existe un silencio. Un si1lencio indestructible cada palabra está rodeada de una gravedad que se apropia de nosotros cuando sentimos el silencio que nos circunda. Si pronunciamos la palabra “padre”, en torno percibimos una gravedad trémula. Que no es la misma si pronunciamos la palabra “madre”. Algo cambia en rededor. Ese silencio teje ascuas. Arma figuras y modulaciones. Como la llama del pebetero, Cuya exaltación no’ comprendemos, pero respetamos. Así, curiosamente, cuando no entendemos el significado de las palabras nos quedamos con su música. Y su silencio. Los silencios que entrecortan aquella palabra y que la vuelven inteligible.
2) La mitad de la vida de las percusiones, quiero decir, de los instrumentos percutivos, transcurre en el silencio. Lo mismo acontece entre los hombres. Entendiendo por hombre un ser generador de sonidos. De palabras. Cada palabra qué un hombre pronuncia, ocupa el espacio y el tiempo —el tramo de vida— de una palabra que otro hombre calla. Entre un sonido y otro de las percusiones cabe un insecto. Entre una palabra y otra de una lengua cuyo significado desconocemos, cabe un silencio.
3) El sonido permea nuestra existencia. Cuando el entorno resulta amable, el sonido es grato. Así, el sonido es el anfitrión de nuestra presencia en esta vida. Vigila que nuestra fugaz estadía sea soportable. Entendiendo por sonido el arte de la música. Y el arte de la palabra. Como en las percusiones. Como en el piano; instrumento por antonomasia. Y en las lenguas que nos preceden y que no están a nuestro alcance. Quizá por eso las voces que son las notas, las notas que son las palabras, emanadas de una fuente de sonidos, las sintamos en carne propia por el peso específico del silencio. Que es la articulación entre ambas, entre las palabras y la música. El silencio. Como el cordel de las cuentas de perlas. Como el cordel de los rosarios que todos hemos tenido en las manos. Eso que no se ve, pero sin cuya presencia no se entenderían ni la música ni las palabras, es el silencio.
4) El sonido de la palabra es conciliatorio. Aun de palabras acres. El sonido de la música es conciliatorio. Aun de músicas acres. Por eso el hombre, ávido de comprensión, siempre está hablando. Quiere ser partícipe de ese silencio articulado entre los sonidos, sea de la música o del lenguaje. Entre la música, como entre el lenguaje, el silencio liga frases. El silencio no es otra cosa que una articulación, una pieza de enlace entre dos mundos. Cuando la palabra de un hombre y de una mujer se topan, surge lo imprevisible. Aunque haya acontecido millones de veces. Pero acaso un hombre y una mujer se enamoran no por las palabras que se dicen, sino por las que callan. Porque son cadenas montañosas aun más indestructibles que las Montañas Rocallosas.
5) Una palabra escrita es una palabra hablada. Aun antes de que se materialice en sonido. Escribir es un insulto para los que no tienen nada que decir. ¿Cómo alguien puede apropiarse de tantas palabras? Escribir, el acto de escribir, inexorablemente nace en contra de algo, contra lo mejor que cada uno de los que escriben tiene dentro, que es quedarse callado. Una palabra escrita es una palabra hablada, y un instrumento emite sonidos aun antes de que se produzcan. Por eso darle forma al silencio es tarea ardua. Porque naturalmente tendemos a sumergir las manos en el silencio y sacarlas colmadas de sonidos Somos seres devastados, Y requerimos de la compañía como pertrecho de guerra. Para sobrevivir ese día. Un solo día más. Que es todo y que no es mucho pedir. Antes que un recurso sonoro, el silencio es un recurso de vida.
6) La música cristaliza el sonido. A través de la música, el sonido estalla en nuestro oído a modo del grito de la madre cuando llama a su hijo a la distancia. En ese grito va la vida toda. En la música va la vida toda. Pero si ese grito permanece en la memoria hasta el día de la muerte, es porque el sujeto se acuerda del silencio que sobrevenía a ese grito. Cuando se escucha esa lengua indígena cuyo significado se ignora, lo que la emoción retiene es el silencio que sobreviene después de cada palabra, de cada frase, de cada arco dramático. Cuando se escucha el silencio en la música, la articulación entre una frase musical y la siguiente, lo que resta es un alivio para el corazón...”
El Financiero, 14 de marzo de 2011; p. 46.
Sueños.
Se que existe un lenguaje
que incluso en su silencio
repite tu nombre.
El silencio también puede ser fracturado por el sonido de los sueños cuando cruzan mi mirada; del album “Point of Know Returnl”, obra imprescindible, rock atemporal: "Dust in The Wind"; Kansas. (1977)