Sueños,
recuerdos y madurez.
A
veces en tu silencio no sé qué decir, y me refugio en mis soliloquios, me
imagino, sueño, vuelo. Alguna vez fui joven y estudiante, mi universo solían
ser los libros de cuento, poesía y una que otra novela, por cierto, guardo con
recelo aun mi libro favorito. Igual escribía frases vagas, llenas de amor y
utopía, banales a los ojos mundanos; fui feliz, feliz cuando aún cabían mis
sueños en mi viejo bolso de estudiante, y escribía de mi puño y letra, sueños
que poseían vida propia, algunos se escaparon sigilosamente y jamás los puede
atrapar, como todo en la vida. Viejos recuerdos vienen a mi memoria en este
instante que escuche esta vieja canción, de esas que tienen vida propia, esas
que sonaban en la radio de antaño después de la media noche, no puedo dejar de
imaginar esos años, la nostalgia muchas veces aflora así porque si, al igual
que las lágrimas. Un día lejano tú serás solo un recuerdo en mi vida, tuve la
ilusión de una hija contigo, que mantuviera nuestros lazos por siempre, pero el
destino es caprichoso. Hoy sé que la madurez deviene de aprender, no solo de
los errores, sino de lo que deje ir cuando fue mío. Confieso que la vida ha sido
generosa conmigo, incluso me permitió amarte.
El
amor solo es un breve vórtice que mira al infinito, donde finalmente se perderá
como mis besos en tu piel.
“Goodbye
Horses” - Q Lazzarus. (1988) Fue escrita por William Garvey.
Según
su autor, «la canción trata de la trascendencia sobre los que ven el mundo solo
como terrenal y finito. Los caballos representan los cinco sentidos tratados en
el “Bhagavad-gītā” y la capacidad de elevar la percepción sobre estas
limitaciones físicas y ver más allá de esta limitada perspectiva terrenal»
https://es.wikipedia.org/wiki/Goodbye_Horses