El aparecido.
Como un Ángel de salvaje mirada,
regresare a tu alcoba
y hasta a ti llegare sin hacer ruido,
con las nocturnas sombras.
Entonces te daré, morena mía,
besos fríos de luna
y abrazos de serpiente
que repta por las tumbas.
Encontraras mi lado ya vació,
cuando llega la lívida mañana,
y ha de seguir hasta la noche fría.
Sobre tu joven vida y tu candor
otros querrán reinar por la ternura,
¡más yo querré reinar por el terror¡
Como un Ángel de salvaje mirada,
regresare a tu alcoba
y hasta a ti llegare sin hacer ruido,
con las nocturnas sombras.
Entonces te daré, morena mía,
besos fríos de luna
y abrazos de serpiente
que repta por las tumbas.
Encontraras mi lado ya vació,
cuando llega la lívida mañana,
y ha de seguir hasta la noche fría.
Sobre tu joven vida y tu candor
otros querrán reinar por la ternura,
¡más yo querré reinar por el terror¡
(Charles Baudelaire)
La Serpiente Antigua.
Ángel mío:
Sabes que te ame profundamente en mi
corazón
como esa oración que implora su último acto
de fe,
afrontando la blasfemia de esas almas en
pena
y postrado con indulgencia ante tu imagen,
pero un día emergió tu maligna esencia;
arrogancia, mentira, y codicia a raudales
fue tarde darme cuenta de tu juego,
pero me devolverás cada palabra
que no te quede duda de ello,
lloraras amargamente
ya verás que sí.
Tu juego despertó otras
bestias que seguro te perseguirán.