Procol Harum.
“Es un grupo de rock de la edad de la canica que ahora sólo algunos rucanroleros conocen, y por eso asumí la misión sagrada, incluso divina, de hablarles de él a las nuevas generaciones, porque esta música está en plena vigencia ahora y siempre. Es intemporal.
En 1967, leí en el Billboard información del disco Procol Harum. La revista no lo recomendaba pero yo lo mandé pedir y lo recibí poco antes de que “A whiter shade of pale” (“Una pálida sombra” en México) se volviera un gran éxito comercial. Yo la escuchaba extasiado, orgulloso de haberla oído antes que nadie. Esta canción se ancló en lo más profundo de mi alma y hasta la fecha me fascina la idea de que siempre hay “una capa más blanca de palidez”.
Pero esta canción, que subliminalmente parafrasea a la Suite 3 en re menor de Bach, que ha vendido más de seis millones de copias, que ha tenido covers ilustres, como el de Joe Cocker, y que es leitmotiv de la versión fílmica de Alan Parker de The Commitments de Roddy Doyle, sólo era una muestra de la alta calidad de Procol Harum, el cual tenía la rara combinación de dos tecladistas sumamente talentosos y de clara inspiración clásica: Gary Brooker, pianista, cantante extraordinario y compositor del ochenta por ciento de las rolas, y Matthew Fisher, vocalista y compositor, que tocaba el órgano con una intensidad y profundidad inigualable. Los dos se complementaban con la guitarra bluesera y hendrixiana de Robin Trower, la creativa bataca de B. J. Wilson, el bajo de David Knights y las letras alucinantes, crípticas y ricas en metáforas de Keith Reid, poeta que siempre tuvo rango de miembro del grupo: compartía créditos en los discos, asistía a las tocadas y viajaba con ellos en las jiras.”
José Agustín, "Los grandes discos de rock. 1951-1975". Editorial Planeta, México, 2001. p 131.
Melodía de culto que equilibra la carga poética entre música y letra, en la búsqueda de imágenes que vienen y se alejan, efecto de la acelerada inducción de la sinapsis: A whiter shade of pale; Procol Harum. (1967)