Por favor amor no te enojes nunca conmigo. (…)”
Tu voz es la espada que libera el silencio de mi alma.
“En
todo amor hay por lo menos dos seres, y cada uno de ellos es la gran incógnita
de la ecuación del otro. Eso es lo que hace que el amor parezca un capricho del
destino, ese inquietante y misterioso futuro, imposible de prever, de prevenir
o conjurar, de apresurar o detener. Amar significa abrirle la puerta a ese
destino, a la más sublime de las condiciones humanas en la que el miedo se
funde con el gozo en una aleación indisoluble, cuyos elementos ya no pueden
separarse. Abrirse a ese destino significa, en última instancia, dar libertad
al ser: esa libertad que está encarnada en el Otro, el compañero en el amor.
Como lo expresa Erich Fromm: “En el amor individual no se encuentra
satisfacción […] sin verdadera humildad, coraje, fe y disciplina”; y luego
agrega inmediatamente, con tristeza, que en “una cultura en la que esas
cualidades son raras, la conquista de la capacidad de amar será necesariamente
un raro logro”.
Zygmunt
Bauman. Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Fondo de
Cultura Económica. Pag.15. Primera edición electrónica, 2012
Insiste,
hace daño
en
el alma.
Viene
tal vez de un tiempo
remoto,
de una época imposible
perdida
para siempre.
Sobrepasa
los límites
de
la música. Tiene materia,
aroma,
es como polvo de algo
indefinible,
de un recuerdo
que
nunca se ha vivido,
de
una vaga esperanza irrealizable.
Se
llama simplemente:
canción.
I'm Not In Love – Ten CC (**)
Elegía y postal
No es fácil cambiar
de casa,
de costumbres, de
amigos,
de lunes, de balcón.
Pequeños ritos que
nos fueron
haciendo como somos,
nuestra vieja
taberna, cerveza
para dos.
Hay cosas que no
arrastra el equipaje:
el cielo que levanta
una persiana,
el olor a tabaco de
un deseo,
los caminos trillados
de nuestro corazón.
No es fácil deshacer
las maletas un día
en otra lluvia,
cambiar sin más de
luna,
de niebla, de
periódico, de voces,
de ascensor.
Y salir a una calle
que nunca has presentido,
con otros gorriones
que ya
no te preguntan,
otros gatos
que no saben tu
nombre, otros besos
que no te ven venir.
No, no es fácil
cambiar ahora de llaves.
Y mucho menos fácil,
ya sabes,
cambiar de amor.
De "Elegía y
postales" 1994
(Ángeles Mora)
Mas al norte.
Mas al norte, las estrellas brillan con cierta con ostentación,
incluso en las noches claras parecen mirarse en los techos, y escucharse en el murmullo
de los amantes cuando rasgan el silencio de la noche. Mas al norte, aun guardo recuerdos;
pero no importa donde me encuentre, si en la ausencia el amor y los besos duelen
igual. *
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