Me dueles
Mansamente,
insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza. Córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.
Entre los
escombros de mi alma, búscame,
escúchame.
En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama,
pide tu asombro, tu iluminado silencio.
Atravesando muros,
atmósferas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer día que despertara al mundo.
¡Qué claridad de
rostro, qué ternura
de luz ensimismada,
qué dibujo de miel sobre hojas de agua!
Amo tus ojos, amo,
amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.
(Jaime Sabines)
Los besos de La Estación.
La vida solo es un soplo que se va como el viento, entre la pérdida y el desencuentro solo quedan las cicatrices que dejan las lágrimas, sin embargo, aun guardo los besos de La Estación y eso es suficiente para que vivas en mí.