Poesía

Tu voz es la espada que libera el silencio de mi alma.

jueves, 23 de junio de 2011


Sálvame.

Mis ojos, por tu cuerpo reclamados,
de su hermosura avisan, amplio torso devastan
y en la estrecha cadera contiénense aturdidos.
Sin indulgencia alguna muestran al labio hambriento,
de cerezas mordientes, la semilla
y al igual que en mis dedos el más ardiente roce
de tu piel se presagia, de la amatista intrusa
e irisado pezón, en mi confusa lengua
avívase su tacto.
Las feroces punzadas de un turbador augurio
procura apaciguar mi inasaltado vientre,
pero es vano el combate del que ya ha sido herido.

Y es un abismo el goce, el anhelo locura,
s tu nombre invocado amarga extenuación
y tu cuerpo inminente rigurosa medida
de mi infierno.
De este insaciable afán dicen que has de salvarme.
Pero lo cierto es que enfebrecida aguardo
y que puedo morir antes de que me toques.

(Ana Rosseti)



Norte. 
Era el viento del norte hasta que tu aliento me arrastro al cálido sur. 

 El ciberespacio es más que un inmenso lugar para navegar, ve preparado porque te puede atrapar, no la imagen de una sonrisa, o de una mirada; sino la emoción que crea el vínculo más allá de lo virtual. Hoy, por alguna razón navegué al sur, y pude encontrarme con la ilusión de los sueños. 

Del álbum “The Game” pieza maestra que remite mis recuerdos a la nostalgia, y me conduce al Mar del sur: “Save Me”; Queen. (1980)








  

domingo, 5 de junio de 2011

Ella.
(Vicente Huidobro)

Ella daba dos pasos hacia delante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo

Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza

Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla

Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma

Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas




Tu nombre.
Mi cielo lleva tu nombre
porque tus recuerdos
son estrellas
abrigando mi alma.


A veces viene a mi memoria aquella mañana que escuche por vez primera su voz, y entonces los recuerdos dibujan su rostro en mi mirada. Se que no esta conmigo, pero nos atan otros vínculos mas fuertes. Por los tiempos en que los sueños fueron una realidad, la piel cambia de textura, pero la forma de sentir siempre será la misma. Del álbum “Frampton” lírica que construye ataduras a través del sonido y la palabra: “Baby I Love Your Way"; Peter Frampton. (1975)

sábado, 4 de junio de 2011

A la Soledad.
To Solitude.
(John Keats)


¡Oh, Soledad! Si contigo debo vivir,
Que no sea en el desordenado sufrir
De turbias y sombrías moradas,
Subamos juntos la escalera empinada;
Observatorio de la naturaleza,
Contemplando del valle su delicadeza,
Sus floridas laderas,
Su río cristalino corriendo;
Permitid que vigile, soñoliento,
Bajo el tejado de verdes ramas,
Donde los ciervos pasan como ráfajas,
Agitando a las abejas en sus campanas.
Pero, aunque con placer imagino
Estas dulces escenas contigo,
El suave conversar de una mente,
Cuyas palabras son imágenes inocentes,
Es el placer de mi alma; y sin duda debe ser
El mayor gozo de la humanidad,
Soñar que tu raza pueda sufrir
Por dos espíritus que juntos deciden huir.




Soledad.
Una sola palabra no puede ser el infierno,
a menos que aniquiles a tus sueños.


Para que vendernos simulacros en la pálida frialdad del ciberespacio, cuando finalmente la soledad es tu amante fiel que te acompañara el resto de tus días. Amarga verdad para los sueños. Del álbum “Meanwhile”, del grupo de synthpop alemán, en el descenso que prescinde del amor, en el deseo de vivir sin ti: Heaven (I Want You); Camouflage. (1991)